Se trata de realizar unas simples acciones para mejorar la calidad de nuestros cruceros y evitar cada vez más la contaminación de las aguas.
El velero se define a menudo como el medio más ecológico que existe para el turismo y el placer, pero si reflexionamos un poco, hay muchas cosas que se pueden hacer para asegurar que esta definición teórica también sea efectiva en la práctica.
De esta manera, los navegantes podemos adoptar una serie de pautas para disfrutar del mar con nuestra embarcación de una forma respetuosa y sin perturbar el medio ambiente, incluso podemos realizar cambios en nuestra forma de navegar. Para esto, hemos identificado cuatro prácticas que se refieren a la forma de navegar, la energía alternativa a bordo, la elección del antifouling y la gestión de residuos.
Apaga el motor
La primera fuente de contaminación de un velero, es su motor, a menos que se trate de un barco deportivo pequeño. Hasta que los motores eléctricos se desarrollen a gran escala, no podremos evitar consumir combustible, el cual es una fuente inevitable de contaminación cada vez que arrancamos nuestro motor. Pero, ¿qué podemos hacer para evitarlo? La respuesta es muy sencilla, navegar con el motor apagado el mayor tiempo posible, así tardemos más en llegar a un destino.
¿Cuántas veces se nos ha ocurrido no querer hacer tantas millas virando a barlovento y preferimos navegar en línea recta por una ruta más corta, solo con vela mayor y motor? Probablemente todos lo hicimos.
Sin embargo, podríamos haber hecho algunos giros, llegar a nuestro destino un par de horas más tarde y mantener nuestro motor apagado, reiniciando solo cuando llegue el momento de echar anclas o entrar al puerto.
Esto también significa experimentar la navegación de manera más activa, participar en los ajustes de la vela para tratar de hacer que el barco vaya en su mejor posición y cubra tantas millas como sea posible utilizando solo nuestras velas. No sobrecargar demasiado el barco con exceso de accesorios asegurará que la navegación sea mejor y además esta práctica te permitirá ahorrar algo de combustible.
Tratar de navegar solo con las velas tanto como sea posible, esta es la primera conducta de un "marino eco responsable".
Utiliza energía alternativa
Todos los sistemas a bordo necesitan energía para funcionar. En la práctica, no podemos mantener los instrumentos y las luces a bordo encendidas todo el tiempo, debemos prender el motor o conectamos a un enchufe en el muelle, para no agotar las baterías que alimentan los sistemas del barco. Este problema nos convierte en esclavos del motor y de las paradas en los puertos.
La solución puede ser usar gradualmente formas de energía alternativa para complementar las clásicas. Paneles solares, aerogeneradores, hidro generadores, estas son tres de las soluciones que podemos adoptar. Lo más práctico puede ser una pequeña turbina eólica en la popa, o paneles solares instalados en el casco, por ejemplo, o donde pueda haber algo de espacio en cubierta, dependiendo del tamaño de la embarcación.
Estas soluciones son una forma de superar nuestra "dependencia" del combustible y la electricidad en el puerto, aumentando la autonomía de nuestra embarcación en el mar. Y como son soluciones que pueden permitirnos mantener el motor apagado más de lo habitual, nos ayudan a contaminar menos el medio ambiente.
Elige el antifouling o antiincrustante más ecológico
La segunda fuente de contaminación de toda embarcación es el antifouling o pintura que nos vemos obligados a utilizar para que el casco no se llene de vegetación a los pocos días de entrar en el agua.
Afortunadamente, las leyes comunitarias de los últimos años han sido cada vez más estrictas y han prohibido el uso de muchos metales pesados que se añadieron a los compuestos para darles carga biocida. Hoy en día, los antiincrustantes son menos contaminantes que en el pasado, sin embargo, todavía es posible elegir compuestos más eco responsables. Existen muchos tipos y modelos en el mercado, incluidos los de silicona o los a base de agua, que en algunos casos parecen ser menos contaminantes sin perder su eficacia contra la vegetación.
Recordemos también que raspar el antiincrustante bajo el agua haciéndolo dispersar en el mar, para limpiar el casco manualmente, es una práctica que no se debe hacer porque favorece la rápida liberación de biocidas en el agua. Es mucho mejor utilizar un paño para pasarlo ligeramente, como acariciando el barco, en caso de que sólo haya una ligera capa para quitar, y depender en su lugar en el trabajo en la obra después de la carrera para las partes duras.
Gestiona correctamente los residuos
En el barco tenemos que comportarnos exactamente como en casa y lo primero que debemos hacer a la hora de planificar unas largas vacaciones a bordo, sobre todo si somos varias personas, es entender cómo gestionar nuestros residuos. Es necesario identificar un lugar en el barco para organizar el almacenamiento de manera selectiva y otra zona de estiba en caso de que no queramos o podamos volver a puerto durante unos días.
Por lo general, para la estiba es mejor hacerlo en un compartimiento exterior, para evitar malos olores en el interior, teniendo cuidado de descargar lo antes posible los elementos húmedos. En este sentido, es fundamental planificar paradas en puerto para la eliminación de residuos, pero también intentar organizar la cocina tratando de producir pocos desperdicios y utilizando por ejemplo platos lavables. Es importante elegir entre los distintos detergentes lavavajillas ecológicos del mercado, los hay no contaminantes, con el fin de minimizar también el impacto del jabón en el agua cuando vamos a descargar.
De esta manera vemos que son muy pocas las cosas que podemos tirar al mar, entre ellas encontramos el pan seco, las espinas de pescado o los restos de una fruta, los cuales son cosas completamente biodegradables que se transforman en alimento para los peces y no tienen impacto en el ecosistema. Sin embargo, se debe tener cuidado de hacerlo en lugares adecuados, donde no incomodemos a otros navegantes o cerca de un punto de anclaje en una bahía, y siempre en una cantidad mínima. La mejor práctica es siempre la de recoger y descargar los residuos por separado en el puerto.